El placer de perderse – Toscana

Concibo esta entrada de una forma tridimensional; en la que tratare de ubicar en un vértice los vinos, en otro los parajes y en el tercero las sensaciones que los dos primeros evocaron en mi reciente visita a la Toscana. Elegí la primera semana de octubre para volar a Bergamo. De ahí, un coche de alquiler (imprescindible para el enoturismo en esta región) y cinco días por exprimir. Rumbo sur: sin ideas preconcebidas, sin mapas, sin guías turísticas que consultar y con la cobertura de datos del movil intencionadamente limitada. Solo San Gimignano, Montepulciano y Gevre in Chianti eran citas de visita obligada. Lo demás ya se vería. Antetodo recomiendo finales de septiembre o principios de octubre (vendimia) para visitar la Toscana. El motivo es…

Os vais en septiembre, melancolía.

La entrada del mes menos indiferente del calendario bien merece un brindis a la puesta de sol. Este séptimo mes del calendario antiguo, noveno tras los imperios, marca el más notorio punto de inflexión del año. Septiembre. Todo lo que agosto tiene de luces, él lo luce en futuros de censura. Lo acorta todo: el día, la noche, la fiesta, el descanso, la paz... Dicen que la estrategia evolutiva del Humano ha sido siempre la del enjambre, tan diferenciada de los mamiferos y tan cercana a los insectos; debe ser verdad, porque veo como vuelven los trabajadores a ser obreras; en septiembre, los niños a las celdas de crecimiento, las reinas a dar ruedas de prensa, los zánganos encaran su…

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